Se sabe inmediatamente que son los mejores, porque siempre están cuando los necesitas-apenas llegas y ya están a punto de empezar, sin faltar ni un día, sin llegar nunca tarde-. porque hablan a tu nivel-no son de esos que esconden su inseguridad tras un lenguaje oscuro. Y porque, como más sabes, más te dicen. Nunca se cansan de dar clase, no envejecen, no tienen la cabeza puesta en el despacho o en el escalafón. No conspiran entre ellos. Solo viven para enseñarte arquitectura.
¿Que de cual Escuela estoy hablando? De la tuya.