"Considera tan importante el construir un gallinero como una catedral.
El caracter puedo ser grande en lo pequeño y pequeño en lo grande."
Olvida a los arquitectos del mundo entero, salvo como algo elogiable,
a su manera y en su tiempo.
No te embarques en la arquitectura como medio de ganar la vida, salvo
si te gusta la arquitectura y si estás preparado para serle fiel como
a tu madre, a tu camarada o a ti mismo.
Desconfía de las escuelas de arquitectura, salvo como interpretes de
la ciencia del ingeniero.
Aprende a distinguir lo curioso de lo bello.
Desconfía como del veneno de la idea americana del "time is money",
llegar a la profesión medio preparado es vender tu derecho de nacimiento como arquitecto por nada, o morir pretendiendo que eres arquitecto.
Considera tan importante el construir un gallinero como una catedral.
El caracter puedo ser grande en lo pequeño y pequeño en lo grande.
No participes en ningún concurso de arquitectura, salvo en el caso de
que seas un debutante. Ningún concurso ha dado nunca al mundo nada de
bueno. El jurado forma ya en sí mismo una media. Lo primero que hace
un jurado es mirar todos los dibujos y arrojar los mejores y los
peores, ya que, puesto que representa la mediana de los arquitectos,
no puede hacer una media más que sobre proyectos medianos.
No es preciso comercializarlo todo en la vida, bajo pretexto de que
tu destino es vivir en la edad de la maquina. La arquitectura marcha
hoy por las calles como una prostituta, ya que encontrar un cliente
se ha convertido en el primer principio del arquitecto.
En arquitectura, es el trabajo quien debe venir a buscar al arquitecto y
no el arquitecto quien debe encontrar el trabajo. En arte, el trabajo
y el hombre son amigos. No pueden ni venderse ni comprarse el uno al
otro.
(Extractos de "Modern architecture", 1931, publicado en "Writing and buildings" de F. Lloyd Wright, Meridian Books, Nova York)