domingo, 11 de abril de 2021

THEO VAN DOESBURG _ “Hacia una arquitectura plástica” (1924)



Spatiotemporal Construction II, 1924. 
Theo van Doesburg © Museo Thyssen



Forma. 
La abolición de todo concepto de forma en el sentido de un tipo preestablecido tiene una importancia esencial para el sano desarrollo de la arquitectura y el arte en general. En vez de utilizar e imitar estilos anteriores como modelos, se debe plantear completamente de nuevo el problema de la arquitectura.

La nueva arquitectura es elemental, es decir, se desarrolla a partir de los elementos de la construcción en el sentido más amplio. Estos elementos — como función, masa, superfi­cie, tiempo, espacio, luz, color, material, etc. — son plásticos.
La nueva arquitectura es económica, es decir, emplea sus medios elementales de la forma más eficaz y menos dispendiosa posible y no despilfarra estos medios ni el material.
La nueva arquitectura es funcional, es decir, se desarrolla a partir de una exacta determinación de las exigencias prácticas, que establece en esquemas claros.
La nueva arquitectura es informe aunque exactamente definida, es decir, que no está sometida a ningún tipo de forma estética establecida. No posee ningún molde (como los de los pasteleros) para elaborar las superficies funcionales resultantes de exigencias prácticas, vivas. […]
Ese espacio funcional está dividido estrictamente en superficies rectangulares, que no po­seen ninguna individualidad por sí mismas.

Aun cuando cada una está definida en función de las demás, pueden concebirse como si se extendieran hasta el infinito. Constituyen, por tanto, un sistema coordinado, en el cual todos los puntos corresponden a un número igual de puntos en el universo. De ello se desprende que las superficies tienen una relación directa con el espacio infinito.
La nueva arquitectura ha independizado el concepto de monumental de lo grande y lo pequeño (puesto que la palabra «monumen­tal» está deteriorada, se sustituye por la pala­bra «plástico»). Ha demostrado que todo existe sobre la base de las interdependencias de relaciones.
La nueva arquitectura no posee ningún factor pasivo. Ha superado la abertura (en la pared). La ventana con su abertura desempeña un papel activo en oposición al cerramiento de la superficie de los muros. En ninguna parte aparece una abertura o un vano en primer plano, todo está rigurosamente determinado por contraste. Compárense las diversas contra construcciones en las cuales los elementos de que consta la arquitectura (superficie, línea y masa) se hallan libremente situados en una relación tridimensional.

La planta.
La nueva arquitectura ha abierto las paredes y ha eliminado así la división entre el interior y el exterior. Las paredes han dejado de ser portantes, sólo son puntos de apoyo suplementarios. El resultado es una planta nueva, abierta, completamente distinta de la clásica, pues el interior y el exterior se interpenetran.
La nueva arquitectura es abierta. El conjunto está formado por un espacio dividido de acuerdo con las diversas exigencias funcionales. (...)  En la próxima fase de desarrollo de la arquitectura, la planta debe desaparecer por completo. La composición bidimensional del espacio, que se establece en esa planta, se sustituirá por un cálculo exacto de la construcción — un cálculo mediante el cual la capacidad de carga quedará limitada a los puntos de apoyo más simples, pero también más resistentes […].

Espacio y tiempo.
La nueva arquitectura tiene en cuenta no sólo el espacio, sino también la magnitud tiempo. A través de la unidad de espacio y tiempo el exterior arquitectónico adquirirá un aspecto nuevo y completamente plástico.
La nueva arquitectura es anticúbica, es decir, no trata de combinar todas las células espaciales funcionales en un cubo cerrado, sino que proyecta las células espaciales funcionales (así como las superficies que las cubren, balcones, etc.) centrífugamente desde el centro del cubo. De este modo la altura, la longitud y la pro­fundidad más el tiempo adquieren una expre­sión plástica completamente nueva en espacios abiertos. De esta manera, la arquitectura logra un aspecto más o menos fluctuante (corresponde al ingeniero saber hasta qué punto ello es posible desde el punto de vista cons­tructivo), que contrarresta por así decirlo la fuerza de gravedad de la naturaleza.

Simetría y repetición.
La nueva arquitectura ha eliminado tanto la monótona repetición como la rígida regularidad de las dos mitades — la imagen en el espejo, la simetría —. Un bloque de casas es un conjunto en el mismo sentido que lo es la casa individual.

Las leyes que son válidas para la casa individual, también lo son para el bloque de viviendas y para la ciudad. En vez de simetría, la nueva arquitectura ofrece una relación equilibrada entre partes dispares, es decir, de partes que se diferencian unas de otras por su posición, dimensiones, proporción y situación, en virtud de sus peculiaridades funcionales. La equivalencia de estas partes se basa en el equilibrio de su desigualdad y no en su igualdad. Además, la nueva arquitectura ha convertido las partes delantera, trasera, derecha, superior e inferior en factores de igual valor.

Color.
La nueva arquitectura ha abolido la pintura como expresión separada e imaginaria de armonía […]. La nueva arquitectura admite el uso orgánico del color, como medio directo de expresión de sus relaciones en el espacio y el tiem­po. Sin color, estas relaciones no son reales, sino invisibles.

El equilibrio de las relaciones orgánicas sólo adquiere realidad visible por medio del color. La tarea del pintor moderno consiste en crear con ayuda del color un conjunto armónico en el nuevo campo espaciotemporal de cuatro dimensiones, y no una super­ficie de dos dimensiones. En una posterior fase de desarrollo el color también se podrá sustituir por un material desnaturalizado que tenga su propio color específico (problema para el químico), pero sólo en el caso de que exigencias prácticas requieran este material.
La nueva arquitectura es antidecorativa. El color (y esto es algo que los temerosos del mismo deben tratar de comprender) no es una parte decorativa de la arquitectura, sino un medio orgánico de expresión suyo.

Café-restaurant.
C. van Eesteren & Theo van Doesburg (1924)



La arquitectura como síntesis del neoplasticismo.
La construcción es una parte de la nue­va arquitectura que, al reunir todas las artes en sus manifestaciones más elementales, reve­la su verdadera esencia. […]

Dado que la nueva arquitectura no admite imágenes de ningún género (como pinturas o esculturas como elementos separados), su propósito de crear un conjunto armónico con todos los medios esenciales es evidente desde el principio. De este modo, todo elemento arquitectónico contribuye a que se alcance un máximo de expresión plástica sobre una base práctica y lógica, sin que por ello se descuiden las exigencias prácticas.

Theo van Doesburg : “Hacia una arquitectura plástica” (1924) en Die Stijl, vol. VI, nº 6-7


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