martes, 24 de enero de 2012

Comentario sobre "No son genios lo que necesitamos ahora" _ Enric Sòria


El artículo "No son genios lo que necesitamos ahora" apareció en el año 1961.

Por aquella época la autoridad profesional de J.A.Coderch era incuestionable. Su independencia y reserva en relación a los núcleos más dinámicos de la nueva cultura arquitectónica, beligerantes con la situación política del momento, convertían sus raras apariciones en mensajes esperados, relevantes y doctos.


Comenzaba yo los estudios en la Escuela en aquel momento, intentando conciliar una gran pasión por la arquitectura con un compromiso con movimientos que, en la lucha antifranquista, trataban de construir un pensamiento racionalista, comunitario y progresista.

El artículo fue para mí una benéfica proyección de la experiencia y personalidad de aquella arquitectura tan comprensible, de propósitos tan sencillos, luminosa y exacta.

Sin embargo, en los círculos profesionales muy politizados de mi entorno, aun con un general respeto a la obra de Coderch, el texto fue recibido con una fuerte crítica a su substrato ideológico. Era, se decía, exponente de un arquetípico pensamiento de derechas, basado en la creencia en una sociedad estructurada según los privilegios de los menos, e inamovible, que se formulaba con el propósito de denunciar la desorientación de las clases dirigentes, su incredulidad en valores trascendentes, su ambición de poder y de dinero, y su irresponsabilidad. A todo ello Coderch contraponía, como actitud personal, elevar a la categoría suprema los valores individuales de la fe, la tradición, el honor, el trabajo, la humildad.

Han transcurrido ya, desde la aparición del artículo, más de treinta y cinco años. J.A.Coderch nos dejó para siempre en el año 1984, y su arquitectura, en un panorama cultural muy distinto, sigue apareciendo sencilla de propósitos, próxima en sensibiliodad, clara y exacta.

Es éste su legado modélico y, junto a los testimonios y el recuerdo de su atrayente personalidad, constituye signo evidente para pensar que su arquitectura, si bien nacida de una mano muy dotada "genes", como decía él, estaba guiada fundamental y certeramente por sus fuertes convicciones.
La seriedad, coherencia y continuidad de su obra arquitectónica así lo transmiten y dan razón al profesor, recién desaparecido, José María Valverde, quien afirmaba que ética y estética van indisolublemente juntas, en una obra comprometida con su tiempo, profunda en sus intenciones y magistralmente realizada.

                                                        Enric Sòria (1996)

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...